Comunidad Valenciana

ECONOMÍA

EMPRESAS CON HISTORIA (IX) GRUPO ROMEU

El grupo logístico que lleva 'a buen puerto' sus mercancías

El consejero delegado de Tiba y directivo del grupo Romeu, Javier Romeu, en la terraza de su sede, frente al puerto de Valencia. JOSÉ CUÉLLAR

Grupo Romeu nació como una agencia marítima a finales del siglo XIX

La multinacional factura cerca de 400 millones de euros y está presente en 23 países de cuatro continentes

Fuera del foco mediático, los puertos españoles no han destacado precisamente por su transparencia. Más bien por todo lo contrario. Lo que ocurría en el recinto portuario se quedaba entre las grúas. Nunca emergía a la superficie. En el anonimato que proporcionan los muelles se han forjado grandes emporios empresariales casi desconocidos en el exterior. El Grupo Romeu es uno de ellos. El mayor holding español de logística internacional de mercancías nació a finales del siglo XIX como una agencia de representación de compañías marítimas en el puerto de Tarragona. Hoy afincada en Valencia es una multinacional presente en 23 países que gestiona más de 350.000 contenedores de carga al año.

Los orígenes de esta corporación de índole familiar se remontan a la empresa Viuda y Sobrinos de P. Ferrer Mary, a la que se incorporó Ernesto Romeu, el primero de la saga. Como consignatario, su misión consistía en representar a los armadores de un buque para gestionar ante las autoridades del puerto los asuntos administrativos relacionados con su carga y pasaje. Ernesto asumió el control de la compañía en 1893.

La propia naturaleza de esta actividad exigía, para continuar creciendo, de una estrategia de expansión territorial, un reto que afrontó la segunda generación. A partir de los años 50, Romeu & Cia dio el salto primero a Valencia y luego a Barcelona. Y no se detuvo. Tres décadas después, en los 80, su red de oficinas ya cubría los principales puertos del país.

Sin embargo, no fue hasta la irrupción de la tercera generación, en los años 70, cuando comenzaron a explorarse nuevos negocios vinculados con el transporte marítimo como, por ejemplo, la agencia de aduanas, los tránsitos, el servicio de remolcadores o la estiba. «Dentro de esa cadena logística intentamos ocupar distintos eslabones», explica Javier Romeu, consejero del grupo y CEO de la transitaria Tiba, una de las joyas del grupo.

Su labor resulta decisiva para que las mercancías lleguen a tiempo a su destino. «Funciona como una agencia de viajes. Intentamos organizarlo todo, dar el máximo trabajo hecho al exportador controlando toda la cadena desde el centro de producción hasta su destinatario. Tramitamos los impuestos aduaneros, las licencias, hacemos el control de calidad... Nos convertimos en su departamento de comercio exterior, en lo relativo a la logística», explica Romeu, que representa a la cuarta generación y participa desde hace años en las decisiones estratégicas.

Por definición, los transitarios carecen de activos. «No fletamos barcos ni tenemos flotas de camiones. Lo subcontratamos todo o casi», continúa en su exposición. Aunque en el haber de Tiba aparecen desde hace unas semanas los almacenes que antes operaba Docks.

Ésta es otra de las empresas emblemáticas del grupo y la más antigua, pese a que se incorporó al conglomerado Romeu en 1993, tras adquirirla al desaparecido Banco Central. La sociedad fue fundada en 1914 por varios empresarios valencianos para disponer de un almacén portuario y hoy mantiene la concesión (hasta 2022) del edificio Docks. Pese a que el negocio del almacenaje ya se ha transferido a Tiba, esta firma continúa ofreciendo servicios de depósito aduanero, transporte de contenedores y depósito de contenedores vacíos, entre otros.

La relación de unidades de negocio activas es ingente, si bien todas ellas están ligadas a la logística de mercancías. Las compañías que constituyen Grupo Romeu se gestionan de forma independiente, aunque casi todas son clientes o proveedores entre sí. Es decir, existe una gran relación entre los distintos eslabones de la cadena.

TransGlory, por ejemplo, se ha especializado en el grupaje marítimo. Agrupa carga de distintos productores para llenar así los contenedores y ahorrar costes de transporte. Fríopuerto, que gestiona almacenes frigoríficos en los muelles, es otra de las empresas en franca expansión. En Valencia ha multiplicado su superficie y desde 2015 se ha instalado en Tánger (Marruecos), Sines (Portugal), Veracruz (México), Montevideo (Uruguay) y en septiembre dará salto a Oporto. En auge se encuentra también Intermodal Tank Transport (ITT), la cuarta compañía mundial en transporte de graneles líquidos con isotanques.

Para Javier, la apuesta por la diversificación explica, en buena medida el éxito del grupo. «No concentramos el negocio en la agencia marítima si no que intentamos entrar en distintos eslabones de la cadena logística, lo que nos ha permitido crecer de forma controlada y exitosa», expone.

La internacionalización, que arrancó en los 90, también es otro de los factores clave. Las primeras experiencias en el exterior se sitúan en Argelia, Portugal y México, donde cuenta con cerca de 300 empleados. El principio de todo.Hoy el holding está presente en una veintena de países. Y continúa creciendo. «Esta diversificación territorial nos permite tener un mejor control del negocio y reducir riesgos en periodos de crisis», explica.

El tercer factor determinante se centra en la organización interna. Porque a pesar de erigirse en un coloso empresarial, el grupo Romeu sigue siendo un negocio familiar, con las dificultades que conlleva que cinco ramas familiares convivan en la gestión. Sería, de hecho, una misión imposible si no contaran con unas reglas del juego «acordadas por unanimidad y que respetan de forma escrupulosa». El primer protocolo familiar, donde se regula la toma de decisiones o la incorporación de las nuevas generaciones, se rubricó hace casi una década, aunque antes existía un código verbal. El acuerdo actual se trata de un documento vivo que se revisa y mejora de forma periódica. «Ya estamos en la tercera evolución», indica Javier Romeu.

Empresa familiar

La familia participa de la gestión pero no copa todos los cargos. Funciona con un modelo mixto. Algunas compañías están dirigidas por miembros del clan Romeu, mientras que otras tienen directores generales al margen de este ámbito. «En el consejo de administración sólo está representada la familia, mientras que en el segundo escalón, en el comité de dirección, hay un mix. Familiares, que pueden ser o no accionistas, y otros directivos que no pertenecen a ella» continúa el consejero delegado de Tiba. Javier no oculta su malestar ante las voces críticas que insisten en la necesidad de profesionalizar la empresa familiar: «¿Significa que el gestor familiar no puede ser profesional?».

La progresión del Puerto de Valencia, que en los últimos 40 años ha disparado su crecimiento hasta ostentar el liderazgo en el Mediterráneo, ha ayudado a la progresión del grupo. Tiba mueve a través de estos muelles alrededor del 25% de los contenedores anuales. No es casualidad. «Las principales navieras del mundo operan las tres terminales de contenedores» en el recinto del Grao, apunta Javier.

Los vientos de cola del Puerto no han evitado que el Grupo Romeu haya sufrido vaivenes a lo largo de su dilatada trayectoria. En el pasado, los conflictos bélicos en España y Europa tuvieron su incidencia en la actividad, aunque el directivo rememora un episodio reciente como el más grave de los últimos tiempos. «Para nosotros, el año más complicado fue 2009. La crisis nos golpeó en 2008 después de cuatro años de intenso crecimiento que nos condujo a incrementar la plantilla del orden del 25% anual. La crisis nos cogió con el pie cambiado. Tuvimos que parar, modificar nuestra estrategia y reajustar el personal. Desde 2010, cada año hemos ido incrementando unidades producidas, facturación, beneficio y plantilla. En 2013 recuperamos los niveles previos a la crisis», relata.

Lo cierto es que el Grupo Romeu abandonó la recesión mucho antes que la mayoría de sectores. Javier lo atribuye a dos factores: «Como no tenemos activos tampoco nos habíamos endeudado, por lo que pudimos reducir gastos ajustando la plantilla. Además, al estar presente en muchos países, disponemos de una gran capacidad de adaptación». Desde 2010, su actividad se disparó en España al calor de las exportaciones, el motor de la recuperación de la economía nacional. «Las empresas miraron hacia fuera, sobre todo hacia Latinoamérica y nosotros trabajamos en ocho países de esta zona. Esto nos ha permitido subirnos al tren, ayudar a nuestros clientes y crecer de su mano», señala.

A pesar de la recuperación del comercio exterior y el auge de la logística, el sector se enfrenta a grandes retos, muchos de ellos vinculados a la incidencia de las tecnologías de la información. Si hasta la fecha la innovación no resultaba un elemento decisivo en este negocio y sí lo era la confianza y el contacto personal, las tornas están comenzando a cambiar. «Los empresarios tradicionales se están jubilando y sus sucesores quieren entrar a cualquier hora en la página web, comprobar los precios, reservar un contenedor y recibir una copia de la factura», enumera. «Si no lo hacemos nosotros vendrá una multinacional americana y nos pasará por encima. Lo tenemos claro».

El primer paso requiere informatizar todos los procesos. «Nuestras estanterías están todas vacías, ya no hay papel, está todo digitalizado. De hecho, nuestros clientes nos utilizan como almacén documental porque saben que lo tenemos todo guardado en los servidores», puntualiza el ejecutivo valenciano. Tiba ha efectuado una importante apuesta por la I+D+i enrolándose en casi todas las pruebas piloto aplicadas al sector logístico. Según avanza su consejero delegado, se están desarrollando nuevas aplicaciones para facilitar los procesos de contratación, incluso a través de dispositivos móviles. La idea es poner marcha el nuevo Uber del transporte marítimo de mercancías.